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martes, 3 de enero de 2012

¡¡¡ESTAREMOS CREANDO EL NUEVO SOCIALISMO A LA LIBRE DE CADA QUIEN???

Por:Roso Grimau
Que dios nos libre de quienes dicen que el socialismo se desprende de la premisa de que existo y luego pienso, pero que actúan de la manera contraria, o sea que piensan y luego existen; sin referirme con esto a ninguna controversia entre los paradigmas existencialistas y materialistas, sino a la actitud manifiesta de muchos pseudo-revolucionarios, que mantienen un bello discurso basado en lo colectivo hacia las masas populares sin practicar nunca lo que predican. 
En estos días finales de diciembre del 2011 un camarada me pidió  sinceramente que escribiera algo sobre este tema, debido a las actitudes nefastas de muchos que partiendo de una concepción teórica marxista y manejando el discurso socialista, no construyen proyectos en colectivo ni para el colectivo, dedicándose a la destrucción de toda acción colectiva que no esté bajo su control. 
Cumpliendo con el compromiso asumido, podemos partir de alguno de los interesantes legados del camarada Ernesto Guevara de La Serna, quien en una de sus frases decía: “pienso lo que siento, digo lo que pienso, hago lo que digo”; definiendo claramente en ella parte de la concepción ética revolucionaria marxista que debería caracterizar a toda persona socialista. 
La profundidad filosófica de esa frase encierra parte de la dialéctica del ser revolucionario, su comportamiento social y ético enmarcado en los principios socialistas, rompiendo incluso con el ego, con el psicológico comportamiento individual del ser humano; superando nuestras propias limitaciones personales para obrar en colectivo y contribuir con la suprema felicidad social. 
Es indudable que nuestra concepción marxista parte como principio de todo de la existencia material de las cosas (materialismo dialéctico), existencia de la cual se desprende todo lo demás, nuestro ser, nuestro sentir, nuestro pensamiento, nuestros valores y principios, nuestra expresión  y nuestras acciones. 
Es inobjetable que todo el proceso inicia con nuestra propia existencia material, ya que sin ella nada existiría, y de nuestra propia existencia material lo primero que se desprende es la percepción de las sensaciones a través de nuestro complejo sistema de órganos de los sentidos, órganos materiales que perciben sensaciones materiales de las cosas materiales que nos rodean. 
Concatenando lo anterior con el pensamiento del Che: “pienso lo que siento”, son precisamente esas sensaciones que percibimos a través de los sentidos las que se reproducen en nuestros pensamientos, y que por medio del conjunto de valores y principios que nos induce la sociedad en la que vivimos le asignamos un determinado sentido a lo que percibimos; por lo cual nuestras conclusiones estarán influenciadas por la sociedad, a menos que logremos romper con los pre conceptos y paradigmas que esta nos haya impuesto, ruptura que solo se logra con la toma de conciencia para sí, conciencia científica de la realidad material en la que vivimos. 
En esa toma de conciencia para sí el ser revolucionario asume la siguiente afirmación que nos deja la frase del Ché: “digo lo que pienso y hago lo que digo”, la conciencia marxista individual no es mas que un grano de arena en el desierto, y es por ello que una vez alcanzada no basta solo con ella como un logro individual del cual nos podamos vanagloriar, sino que nace la necesidad de extender nuestro conocimiento de liberación y emancipación individual hacia todo el colectivo, por lo que decimos lo que pensamos, y lo demostramos haciendo lo que decimos. 
Esta unión indisoluble de decir lo que pensamos y hacer lo que decimos es la principal característica de todo revolucionario marxista, que coincide con el dicho cristiano de “por sus actos los conoceréis”, no es el discurso socialista de un erudito de escritorio el que define a un verdadero revolucionario, sino que son los hechos los que demuestran la real conducta socialista. 
En conclusión partimos de la premisa filosófica de que primero es nuestra existencia material, percibo las cosas materiales, siento lo que percibo, pienso lo que siento, digo lo que pienso, hago lo que digo, divulgo lo que hago, percibo las respuestas a lo que divulgo y vuelve a iniciarse el círculo dialéctico materialista del conocimiento marxista, existo luego pienso. 
Sin conciencia marxista unida a la práctica revolucionaria no se construye socialismo, cualquier deformación de lo que el Ché llamaba el hombre nuevo (socialista), solo nos conducirá de manera irremediable a la barbarie humana: el fin de la existencia material. Por tu propio bien, y el de todo el universo que nos rodea, toma conciencia y contribuye a lograr la mayor suma de felicidad colectiva posible.

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