Por: Carlos Lanz Rodríguez
Hoy en día, cualquier lector consigue en la prensa diaria múltiples indicadores de la crisis global que vive el sistema capitalista:
- Por un lado, está el déficit fiscal y la deuda norteamericana, acompañada de recesión y desempleo, pasando por el colapso financiero de países europeos como Grecia, España, Italia, Francia donde al mismo tiempo que sube el desempleo y bajan los salarios, los respectivos gobiernos aplican medidas de austeridad que han eliminados los seguros de desempleo, han afectado las jubilaciones, en fin, vienen aprobando paquetes para recortar el gasto público y eliminar la seguridad social.
- Por el otro, abundan informaciones sobre la conflictividad social en ascenso: huelgas, paros, emergencia de los “indignados”, protestas de los explotados y oprimidos defendiendo sus condiciones de vida y de trabajo. Esta onda expansiva de la lucha social llegó a los EEUU y se extendió a nivel planetario: en 82 países hacen suya la protesta de los ‘indignados’, manifestándose contra la crisis.
- Tampoco están ausente las graves manifestaciones de la hambruna planetaria, la crisis energética y el impacto del cambio climático.
- No podían faltar los síntomas de la anomia social: pérdida de identidad, drogadicción, criminalidad, clima de violencia y neurosis colectiva.
- No se deja de reseñar, por supuesto, las guerras de rapiña impulsada por el imperio en diversos países, incluida la última aventura militar en el caso de Libia.
En su conjunto estos son señales fragmentadas del colapso histórico del régimen de producción capitalista, donde han fracasado las formulaciones y justificaciones ideológicas neo-liberales o neo-keynessianas que comúnmente presentan versiones atomizadas y dispersas de tal realidad. Para los apologistas burgueses hoy le resulta embarazoso explicar este proceso de deterioro creciente del sistema, montada sobre la lógica del mercado y la especulación financiera.
Por ello no puede resultar paradójico que después de algunas décadas donde se decretó la MUERTE DEL MARXISMO Y LA DESAPARICIÓN DE LUCHA DE CLASES, hoy estemos en presencia del resurgimiento de ambos:
* Las formulaciones realizadas por Marx en su crítica a la economía política y particularmente sus distintas lecturas de las crisis capitalistas y su carácter orgánico, poseen hoy una extraordinaria vigencia.
* La confrontación entre el capital-trabajo en todo el globo terráqueo se ha acentuado, lo que hace pronosticar el ascenso de lucha social y una nueva oleada de conflictos de diversas magnitudes, apareciendo lo que Engels denominó “GUERRA CIVIL ENCUBIERTA”: miles de muertes diarias por hambre y desnutrición, por exclusión social y enfermedades, por drogadicción y violencia criminal. En el marco de la lógica del capital no aparece en el horizonte otra cosa que muerte y destrucción si no logramos su derrota a tiempo, teniendo vigencia la consigna “SOCIALISMO O BARBARIE”.
Ahora bien, la alternativa socialista, requiere de precisiones en cuanto de que socialismo estamos hablando, ya que en cuanto a su definición está abierto un debate históricamente inconcluso.
En tal sentido, sostenemos que nuestro socialismo tiene que poseer las raíces históricas de nuestra América, tal como lo demandó José Carlos Mariátegui, cuando dijo:
“ No queremos ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje al socialismo indo americano.
Para nosotros estas raíces indoafroamericanas, se articula con otras vertientes de la corriente histórico - social: bolivarianismo revolucionario, marxismo crítico inspirado en el propio Mariátegui, teología de la liberación camilista, resistencia indígena, cimarronismo afrodescendiente.
Esta diversidad étnica y su interculturalidad que se expresa de mil manera en nuestra América, adopta la forma de “uno y múltiples”, “encrucijada planetaria”, “unidad en la diversidad”. La heterogeneidad productiva y territorial ( enclaves capitalistas con avanzadas formas de la división del trabajo, combinada con formas pre-capitalistas de producción, el complejo étnico-cultural Costa-Sierra, el nexo ciudad-campo ) demanda que lo clasista se articule a lo étnico y a la cuestión de género, valorizando el nexo entre lo local-regional y lo nacional-continental.
Esta búsqueda de nuestra raíces y acervos culturales establecen puentes con el planteamiento que se viene haciendo sobre el Buen Vivir, tal como lo vamos a examinar a lo largo de este trabajo.Taki para bajar y leer documento completo: “BUEN VIVIR”